Hoy en Instituto Fútbol tenemos el privilegio de poder entrevista al entrenador español Miguel Alonso. En una charla en la que podréis encontrar entre otras cosas información útil sobre cómo dar el feedback a los jugadores, la importancia de entrenar los aspectos defensivos o lo que le está faltando a la actual formación en el fútbol base.
¿Quién es Miguel Alonso?
MIGUEL ALONSO comenzó como entrenador en el CD Moaña y de ahí pasó al Porriño Industrial. Tras esos inicios como primer entrenador se convirtió en hombre de confianza del exfutbolista Pablo Alfaro, quien le dio el cargo de segundo entrenador en sus aventuras en los banquillos en el Pontevedra, el Recreativo de Huelva, el Leganés, el Huesca, el Marbella y el Mirandés (su último equipo).
Entre medias de tanto banquillo de segunda y segunda B del fútbol español tuvo una aventura en el extranjero, donde se hizo cargo de la preparación física del campeón marroquí Moghreb Atlético Tetuán.
Además es un imprescindible para los amantes de Twitter por sus buenas aportaciones sobre entrenamientos. Podéis seguirlo en la cuenta @AlonsoCMiguel
La Entrevista con Miguel Alonso
Miguel, ¿cómo llegas a los banquillos?
De pequeño cuando me hacían la típica pregunta de qué quieres ser de mayor yo siempre les decía que profesor de educación física. No sabía muy bien qué había que estudiar, pero poco a poco te van guiando y yo decidí estudiar la carrera. No fui un fenómeno estudiando en el Instituto y tuve que hacer antes un ciclo superior, un camino más largo, pero que te da otra visión.
Poco a poco me di cuenta que en realidad no quería ser profesor de educación física, quería entrenar. Más que nada porque estar en un sitio dando clase a alguien que no quiere estar ahí no lo veía muy claro.
En unas prácticas con 18 años con el ciclo superior comencé a entrenar, sería el año 1999, luego fundé una escuela de fútbol y hasta hoy sin parar.
¿De primer entrenador cuánto tiempo has estado?
Sin contar fútbol base, estuve tres años en el Porriño Industrial, un club bastante histórico de tercera división que había bajado a Preferente, y en la mitad de la tercera temporada me cesaron, justo cuando el equipo empezó a querer jugar con gente de la casa y se hizo un proyecto para meter a futbolistas del fútbol base, algo que era más realista ya que había un fútbol base muy potente. Al año siguiente ya me fui al Pontevedra como segundo entrenador.
¿Y no tienes la morriña de coger un equipo como primer entrenador de nuevo?
Sí. Lo que sucede es que estos años mi relación con Pablo Alfaro ha sido muy de primer entrenador, él deja hacer muchas cosas, no he tenido esa necesidad de tomar decisiones, alineaciones…porque todo siempre ha sido muy consensuado, obviamente la última palabra la tiene él, pero tampoco es algo que me vuelva loco.
A mí me gusta entrenar, yo soy un enamorado del proceso de entrenamiento y cuando me dejan participar de él me conformo.
Por eso prefiero ser segundo entrenador que preparador físico, porque creo que puedo tener más incidencia en lo que yo quiero hacer.
¿Cómo os repartís los roles en el cuerpo técnico? ¿Cuál es tu función?
Te cuento un poco lo que he vivido hasta hoy. El planteamiento de trabajo lo hemos ido variando con el tiempo. El año pasado, que fue el más diferente, yo como segundo entrenador los lunes y martes me veía al rival todo lo que podía (los informes y los vídeos) y a partir de ahí le establecía a Pablo los objetivos de la semana, eso gracias a la confianza que tenemos los dos. Luego los temporizábamos y los colocábamos en su posición en función de lo que iba a suponer a nivel condicional y ahí ya entraba el preparador físico.
Por ejemplo, si había que hacer trabajo de transiciones y había recorridos largos, pues lógicamente no lo vas a meter un sábado. En casos así el preparador físico manejaba los volúmenes de trabajo, el tiempo, las repeticiones y con eso Pablo, como primer entrenador, es el que tenía la última palabra e incluso, si durante la sesión quería modificar algo, lo modificaba al momento.
Normalmente, cuando trabajamos con cuerpos técnicos lo ideal es llegar al campo sin ninguna duda de lo que va a ocurrir. Sobre todo a nivel de feedbacks, llegar al campo sabiendo qué feedbacks vas a dar durante el entreno.
Yo, por ejemplo, no entiendo que quieras hacer una conservación de balón y estés mandando feedbacks defensivos a los jugadores, los típicos “aprieta por aquí”, “sal allá”, “presiona”…, si es de conservación lo suyo es que sean feedbacks para aspectos ofensivos. Y eso sí que lo solemos tener trabajado ya desde el briefing previo al entreno.
¿En tu tiempo como segundo entrenador te ha tocado el rol de poli bueno o poli malo o eso es más tópico que otra cosa?
Una vez nos preguntaron esto en una entrevista en Leganés a Pablo Alfaro y a mí. Él cogió rápido el micrófono y dijo: “Aquí el poli bueno soy yo, él es el poli malo” (risas). Más que nada porque yo tengo fama de bastante vinagre y mal encarado, pero lógicamente la distancia que tiene que marcar el primer entrenador es mucho mayor de la que tiene que marcar el segundo entrenador.
El segundo entrenador juega con la ventaja de que no toma decisiones que comprometan al jugador. Hacer la alineación te da un poder, pero no hacerla te da otro.
Puedes estar más cerca, ser un poco confidente, los futbolistas vienen muchas veces a contarte, al entrenador no van a ir a quejarse, pero filtran mediante el segundo entrenador o el preparador físico. Ahí está una de las grandes funciones que tiene el segundo entrenador: filtrar ciertas informaciones.
Hay veces que crees que esas informaciones no debes dárselas o debes esperar el momento porque todos los jugadores vienen a querer jugar más o el que está jugando quiere hacerlo en otra posición. Al final no es el papel de poli bueno o poli malo, pero sí el de confidente.
¿Cómo te ganas a los jugadores?
Este es un tema del que he hablado en alguna ocasión, sobre las posibilidades que tenemos los que no hemos sido jugadores para generar un impacto en los futbolistas. Yo solo he jugado en Tercera División, a mi no me conoce nadie y de primeras la dificultad que yo tengo es mayor de la que puede tener Pablo Alfaro al haber sido un jugador de primer nivel.
Yo siempre digo que al final tus conocimientos son los que hacen que los jugadores te respeten.
El carácter puede ser de una forma u otra, pero que los jugadores sientan o perciban que tú tienes respuestas o soluciones para cualquier duda que a ellos les surja, al final eso hace que tengas credibilidad en el vestuario.
También está el tema del miedo. Que vean que no temes dirigir un entrenamiento, que no tienes miedo a llamar la atención a jugadores de mucho peso y cosas así también suma. Eso tiene que ver más con el carácter, si tú tienes muchos conocimientos, pero no eres capaz de transmitirlos entonces estás muerto. Al minuto uno los jugadores huelen sangre.
Hablemos un poco de feedback, ¿cuándo hay que elogiar y cuando darle un toque a un futbolista?
Nosotros intentamos, en función de lo que ha pasado el domingo, establecer un clima para la semana.
Hay veces que te interesa un clima más tenso, otras te interesa uno más distendido y puede depender de lo que haya pasado el domingo anterior, no es lo mismo si vienes de una victoria, de una derrota, de un resultado fácil o de uno injusto.
Si vienes de un estado mental algo desequilibrado quizás hace falta una semana de más cariño y por tanto hay que dar más refuerzos positivos, en cambio, si vienes de ganar fácil o de una racha de victorias en el que la gente puede bajar la guardia, entonces puede que te interese dar más feedbacks negativos, aumentar el número de feedback o cambiar el tono.
Luego también hay que tener en cuenta que no puedes dar el mismo feedback a todos los jugadores. Hay futbolistas que aun habiendo ganado no están siendo titulares y el feedback debe ser diferente para ellos.
¿Se puede jugar bien al fútbol sin estar feliz?
A mí se me antoja complejo, pero a nosotros nos ha pasado que hay equipos que cuanto más estresados están mejor rendían.
Igual que las personas rinden diferente dependiendo de su nivel de activación, yo creo que los equipos al final también acaban rindiendo como uno y algunos rinden mejor con la soga al cuello y otros con un estado anímico más tranquilo.
Por ejemplo, el año pasado en el Mirandés éramos un equipo mejor cuando íbamos apretados. Lo que pasa es que hay una línea muy fina, que a veces no se ve, que es cuando ya no es apretado y en realidad es agobiado. A nosotros ahí el bajón era tremendo y nos pasó algo así en el playoff.
Por ello, creo fundamental que en cuerpo técnico debe de haber un psicólogo porque es el mejor termómetro para conocer el estado de ánimo de la plantilla. El psicólogo y los fisios, los fisios te dan una información sensacional.
Creo que muchas veces el paso de estar en el éxito o en el fracaso viene por el aspecto mental y la experiencia que he tenido en los banquillos (sobre todo en los playoffs) creo que ha sido determinante el aspecto mental.
¿Cómo se consigue reforzar mentalmente a un equipo tras una derrota?
Hay veces que es mejor esperar al día siguiente. En el momento de acabar el partido las emociones están muy a flor de piel y muchas veces casi cualquier cosa que digas puede ser contraproducente. Tú vas allí a calmar y a alguno le sienta mal.
Nosotros normalmente después de los partidos no entramos en el vestuario a no ser que sea una cosa muy puntual, como mucho para dar un refuerzo positivo, nunca negativo.
Yo tuve un entrenador que las charlas postpartido las daba en las ruedas de prensa, nos daba unas ostias espectaculares. Él con nosotros no hablaba, leíamos la prensa al día siguiente y ya sabíamos lo que él quería. Pero no es nuestro caso (risas).
¿Cómo podemos aproximar un entrenamiento a la competición a nivel de exposición?
Nosotros el año pasado le dimos una vuelta muy grande al contenido a trabajar, hemos pasado en pretemporada de entrenos normales de hora y media o hora y cuarenta a nunca más largos de hora y cuarto y todo ese tiempo en función del modelo de juego. Todo en función de conceptos de juego.
Y nos fue muy bien, hemos tenido equipos que nos costó arrancar y este año sacamos 17 puntos de 21 o algo así en el arranque.
Acercamos todo a contenidos tácticos, todo con situaciones de juego, con divisiones de tres fases del juego (conservación, progresión y finalización) y entonces establecíamos unas tareas para conseguir unos determinados objetivos.
Por ejemplo, si teníamos que hacer trabajo de progresión de balón lo establecíamos por roles, para progresar vamos a necesitar esto en banda, esto por dentro, vamos a utilizar esto con la gente que está por detrás y esto otro para la gente que está por delante y al final hemos masticado mucho los roles en cada posición y creo que eso al jugador le ha dado bastante seguridad.
Hemos trabajado más sobre los roles y las funciones que sobre los aspectos técnicos esta última temporada y creo que nos ha ido bastante bien.
¿Ves algunos conceptos que les cueste más interiorizar a los jugadores para luego llevarlos a los partidos?
Cada vez menos, ahora la información está más cerca del jugador. Hay futbolistas que siguen por internet a entrenadores, a webs de fútbol, etc. y están muy informados, otros siguen a Mujeres y Hombres y viceversa…, lo que vengo a explicar es que el jugador que quiere aprender cultura táctica puede tener la información incluso antes de llegar a nosotros.
Ahora se conoce mejor el juego, pero me da la impresión que los futbolistas no son capaces de ordenar del todo el conocimiento que tienen y entonces cuando tú le hablas del tercer hombre no entienden el concepto y hasta que no lo practican no lo acaban interiorizando.
Creo que tiene que ver más con la formación de los técnicos que hay en la base, cada vez hay más gente con formación que envía a los jugadores al primer equipo muy preparados en cuanto a recursos tácticos.
En cambio, me da la impresión que el aspecto condicional se ha dejado muy de lado, aspecto que para mí no es determinante, pero sí muy importante, y el aspecto técnico en muchas ocasiones también.
Veo que muchas veces como los entrenadores nos centramos en que el futbolista esté continuamente pensado, cosa que está muy bien, pero con el balón hay que hacer cosas y luego tú has pensado una cosa y no eres capaz de llevarla a cabo porque no tienes estabilidad o la capacidad técnica para ejecutarla y esas son las carencias que estoy viendo yo ahora en la formación.
Dime algo útil (una herramienta de análisis, algún ejercicio de los entrenamientos o una parte del juego) que creas que no se le está sacando todo el jugo que se debería.
El rondo creo que está un poco sobrevalorado por su estructura básica, y eso que este año le hemos sacado rendimiento como contenido condicional más que como contenido técnico-táctico. Para mi gusto no hay espacios, no hay situaciones de duelo reales y no hay situaciones de igualdad numérica y por ello me parece una buena herramienta, pero no una herramienta estrella.
En cambio, los juegos de posición me parecen una alternativa genial. Pueden utilizarse para cualquier objetivo. Tenemos la tendencia a pensar que solo tiene que ver con la posesión, con la circulación del balón y tareas de ataque, pero el juego de posición bien elaborado y con una buena progresión metodológica me parece una herramienta increíble para trabajar contenidos defensivos. Bien desarrollado y bien pensado, son una herramienta muy potente porque se parece mucho al juego que hay en un partido.
¿Alguna vez has preparado un partido para no perder?
No, nosotros nunca. Es cierto que en alguna ocasión estás durante la semana pensando que no estaría mal sacar un empate contra el rival que toca, pero nunca jamás se le ha dado al equipo información o la sensación de que vamos a ver si no perdemos.
Luego durante el partido si que a veces haces cosas para que no se te pierda el partido o para mantener un resultado, pero durante la semana nunca jamás hemos preparado un partido para no perderlo.
Entiendo, por ejemplo, lo legítimo y lo lícito de que Irán jugara como jugó contra España. A mí me parece que eso se puede hacer para ganar también, no soy tan radical como para pensar que solo hay una manera de ganar. De hecho, para ganar un partido en ocasiones hemos preparado encuentros sin necesidad de tener el balón, te damos el balón, pero porque te vamos a ganar igual.
En este Mundial hemos visto que no hace falta mucho balón para ganar…
Por fin. Yo para eso soy muy ‘cholista’, me acuerdo de su primera rueda de prensa de Simeone con el Atlético de Madrid en el que lo dijo muy claro: “El Atlético es equipo contragolpeador, atrás fuerte y de salir rápido”. Y así lleva cinco años y gana.
Comentaba Mendilibar en una rueda de prensa que el balón atrae, que los defensas se fijan más en el balón que en el rival y al segundo movimiento que se hace ya no le hacen caso al rival. ¿Cómo se entrena a los futbolistas para evitar caer en ello?
Creo que tiene que ver con la tendencia a entrenar mucho los aspectos ofensivos. Una vez discutí con un director deportivo de Primera División porque nos enseñaba un vídeo de un central de primer nivel para captarlo y ese vídeo montado era el central sacando el balón sacado desde atrás, el central en conducción, el central rematando faltas, el central tirando paredes y digo yo, ¿cuándo defiende?
El entrenador te pedirá saber cómo defiende, lo que pasa que estamos en un momento que hemos dejado de lado los conceptos defensivos básicos, los niños ya no saben que es un triángulo defensivo (y por lo tanto muchos profesionales), se orientan mal, están mal perfilados, no tienen referencia dentro del área…
Lo que se está viendo es que se trabajan mucho los perfiles de la gente cuando tiene el balón, pero cuando no lo tiene entonces no se trabaja. No hace mucho se vio un gol del Barça en el que había siete jugadores mirando a Messi y había tres hombres solos en el segundo palo. Ahí vemos que hay conceptos defensivos que se han dejado un poco de lado para darle más importancia al balón. Para mí es un error, porque esos errores son determinantes dentro del área, si te pasa en el centro del campo no pasa nada, pero si te pasa en el área…
En este Mundial hemos visto récord de goles en propia, algo que no acaba de sorprender viendo las estadísticas en los últimos años. ¿Se defiende cada vez peor?
Yo creo que sí, cada vez se defiende peor y luego hay una cosa que seguramente tenga que ver con lo que hablábamos antes del control mental. Por ejemplo, en el Mundial me ha sorprendido muchísimo la cantidad de errores individuales garrafales que ha habido, que estoy seguro que el jugador se ve y se pone colorado y se dice cómo puedo fallar eso. Errores de bulto, como perfilarse del revés, despejar con una pierna cuando lo normal hubiese sido despejar con otra…
Insisto en que se está haciendo mucho trabajo con balón y colectivo y no se está centrando en los aspectos individuales y la táctica también es individual. Pero no lo entrenamos, como queremos hacer los entrenamientos más cortos entonces tenemos menos tiempo, y como queremos que se vayan rápido los jugadores para que estén tranquilos, pues no les hacemos invertir tiempo en ese tipo de cosas.
Nosotros esta temporada sí que hicimos una sesión extra a la semana de trabajo táctico, un día centrales, otro extremos… y esos 20 minutos más es un tiempo de inversión muy interesante.
¿Te llegan bien formados los jugadores al primer equipo?
En líneas generales, no. Yo creo que la formación cada vez es mejor, pero luego te encuentras futbolistas que te vienen de escuelas importantes a nivel nacional y que ves que hay cosas que no han aprendido. Que no saben venir a recibir al carril central, que venían a recibir, pero luego no saben qué pueden hacer porque van mal perfilados, que están delante del portero y no saben que tienen hacer, porque claro, ven a Messi que hace cualquier cosa y le sale bien y claro tú no eres Messi, hay situaciones que tienes que llegar con la decisión tomada, luego que te la pare el portero, pero no llegar y a ver qué haces.
En muchas ocasiones ves futbolistas que han jugado en primera división y que explicas un concepto básico y te preguntan, cosa que me gusta, pero que nos sorprende porque los entrenadores muchas veces damos por hecho que saben cosas y hay conceptos básicos que no manejan. Esto se ve sobre todo a nivel defensivo, ahí es donde cantan mucho las lagunas.
Los técnicos en la base insistimos mucho en el trabajo ofensivo y yo creo que no debe ser así, hay que trabajar mucho los aspectos defensivos, porque cuando los trabajas ya hay una parte del equipo que está haciendo ataque y al final en muchas ocasiones es algo más innato, pero defender es otra cosa.
Muchas veces nos vamos con niños de 8-9 años a por conceptos de juego complejos como los rondos y demás y luego ves lagunas en aspectos muy simples como el de ponerse entre el atacante y la portería cuando estás defendiendo.
¿Vosotros en el mundo profesional dedicáis tiempo a la formación con los jugadores?
Nosotros hacemos de vez en cuando una especie de “ensalada de conceptos”, un día al final del calentamiento hacíamos un trabajo de perfil defensivo, establecíamos una tarea que iba en progresión y que solo se trabajaba ese concepto del perfil defensivo, si me entran por aquí cómo hago, si lo hacen por el otro lado cómo lo hago, si me superan cómo me giro… y lo hacía todo el mundo, desde el central al delantero.
Lo hacemos un poco de tapadillo, nadie se pone con bolígrafo y papel y toma nota, pero sí que son conceptos básicos que en ocasiones jugadores profesionales te reconocen que es su primera vez.
Insisto en la formación de las canteras, tengo la impresión de que antes los entrenadores eran más intuitivos y ahora tenemos más formación, pero tengo la sensación de que no tenemos claro qué hay que entrenar en cada momento.
Esto hablando de fútbol base sobre todo. Noto que no sabemos qué capacidad tienen los niños a según qué edad y entonces nos ponemos a entrenar marcajes zonales con niños de seis años cuando no tienen ni idea qué es una zona ni una estructura zonal ni se saben ubicar en el espacio. “Es que el primer equipo juega también 4-3-3” y no nos damos cuenta que es un niño de seis años que no puede jugar 4-3-3.
El aprendizaje muchas veces está en los libros y luego hay que ir al campo a hacerlo, por eso solo ratas de laboratorio no, pero ratas de campo tampoco.
A mí me parece importante que la gente lea y que luego lo lleve al campo y que pruebe infinidad de veces y que se equivoque, pero ir a un campo sin haber leído un libro básico que te ordene algo las ideas me parece una temeridad. Están trabajando con niños y le están desordenando las ideas, así que lleva tu las ideas ordenadas y así progresarán.
Al final la víctima puede ser el niño si le desordenas las ideas aprendidas.
Claro, no parece grave, pero luego llega a segunda división y no sabe qué tiene que hacer si le atacan por banda.
Cuando realizas la preparación del partido, ¿qué cosas tenéis más en cuenta del rival?
Nosotros dividimos entre las tres fases de ataque, las tres de defensa, transiciones y balón parado.
Por lo general nadie te hace mucho daño en iniciación, lo que pasa es que eso te va a marcar la actitud frente al rival.
Si por ejemplo ellos no juegan en combinativo pues igual no es necesario que les vayas a presionar arriba. Eso te puede determinar cómo puedes responder tú, pero normalmente lo que puede determinar el modelo de partido es, a groso modo, si es un equipo que quiere tener el balón o no y luego cómo se comporta en las áreas.
Luego puede tener unos procedimientos más o menos complejos en la construcción, pero nosotros casi todo lo establecemos en cómo llega a las áreas, si es por fuera o por dentro, si es en transiciones o en ataque directo, etc., y qué hace en el área, si llega con mucha o poca gente, si llegan de segunda línea… y trabajamos sobre eso.
Tenemos la tendencia a trabajar los partidos en función del rival. A mí no me parece rebajarse a nada, de hecho, me parece súper inteligente, aunque haya gente que diga que “para mí lo importante es mi equipo” y tal. Yo creo que es muy útil saber qué es lo que hace el rival y que mis jugadores lo sepan. A partir de ahí tener herramientas, darles herramientas o potenciar herramientas tuyas para hacerles daño tanto en ataque como en defensa.
¿Y cómo se transmite a los jugadores?
Normalmente el lunes, que suele ser un día de recuperación o de compensatorio para los jugadores, yo que me suelo encargar de esos entrenamientos de compensatorio les mando una idea con algún trabajo táctico muy simple de qué cosas nos vamos a encontrar durante la semana. Eso solo con 8-10 jugadores, el resto la primera idea se la va a encontrar el miércoles. Ese día si es trabajo más condicional que siempre va a ir dirigido a un aspecto táctico contextual con el partido y luego jueves, viernes y sábado ya es trabajo puramente táctico, no de 11 contra 0, pero sí con ideas claras. El jueves por ejemplo vemos el vídeo del rival y ya salimos al campo con una idea de lo que nos vamos a encontrar y cómo contrarrestarlo o al revés, como potenciar lo nuestro y hacerles daño.
¿Le dais píldoras individuales a los jugadores?
En ocasiones sí. Por ejemplo con el entrenador de porteros que hemos tenido este año, él analizaba bien a los delanteros rivales y a los porteros, y entonces siempre hacíamos un apartado con nuestros delanteros y con nuestros porteros para darles algunas pildoritas. Normalmente no tienen tanta información individual como puede parecer, hay equipos que mandan vídeos personalizados, pero nosotros no llegamos a tanto para no saturar de información al jugador.
En alguna ocasión con algún rival que tiene un jugador especial o con un patrón muy definido, entonces sí que gastamos un minuto para mandarle un vídeo al defensa de turno para que lo tenga en cuenta.
¿En qué momento un entrenador puede pensar en algo que no sea el resultado? O sea, ¿cuándo se implementan las ideas o cuando se pueden modificar?
Yo diría que la pretemporada es el único momento en el que puedes no pensar en el resultado. Al final estamos sujetos al resultado siempre.
Otra cosa es que tú cometas el error de modificar muchas cosas entorno al resultado, tiene mucho más sentido modificar cosas en cuestión de rendimiento. Por ejemplo, juegas con un solo pivote por delante de la defensa y te entran siempre por carril central y te tiran tres palos y tú ganas 1-0, si tu no modificas eso solo por haber ganado vas a seguir teniendo el mismo problema.
Los entrenadores creo que diferenciamos bien entre rendimiento y resultado, pero eso no pasa con otra gente que está alrededor del fútbol. El rendimiento debe condicionar más la toma de decisiones, luego el resultado a veces te hace cambiar por prisas, por miedos o por presiones, pero un resultado en muchas ocasiones te enmascara problemas que están ahí pero como el resultado es bueno no lo modifican.
¿Te has encontrado alguna vez que haya habido que cambiar la planificación inicial porque no estaba funcionando la idea en el equipo?
No tanto cambiar de forma drástica, pero sí matizar cosas que creo que eran importantes. Hemos tenido que matizar algún patrón de juego o algún comportamiento en campo rival, por ejemplo, porque veíamos que nos estaban haciendo daño, pero normalmente ese tipo de modificaciones más que drásticas suelen ser bastante sutiles.
Por ejemplo, nosotros hemos modificado la distancia que debía bascular el extremo del lado contrario, algo muy sutil pero que a nivel grupal nos dio mucha consistencia en el carril central.
Otro ejemplo sería la salida desde centrales la modificamos con un cambio muy sencillo de 10 o 15 metros de distancia y nos dio mucha más seguridad.
Al final los cambios que pueden llamar más la atención o los que ve un ojo no entrenado pueden ser los menos importantes como el sistema de juego. A nosotros nos decían que por qué no jugamos con dos delanteros, ¿y por qué debo hacerlo? Eso muchas veces te implica tener mucho menos juego por dentro, menos posesión de balón…
Esas cosas que son muy fáciles de ver por el espectador normal son los cambios más drásticos que la gente aprecia, pero luego si tu basculas más dentro o si el extremo cierra entre centrales en vez de por fuera eso la gente no lo suele ver. Esas modificaciones que son más sutiles que drásticas son las que debemos manejar como entrenadores.
El Miguel Alonso más íntimo
¿Qué es para ti jugar bien al fútbol?
Ganar.
Si nos ponemos más profundos es decidir en función a los jugadores que tengo una serie de comportamientos que aprovechen el rendimiento de estos jugadores. Y todo esto, obviamente, para buscar ganar.
Me gustaría jugar bien siempre, pero me gusta más ganar.
¿Para qué entrenas?
Yo creo que entreno porque como jugador no tuve la capacidad de demostrar mis habilidades dentro de un campo y tengo el ansia de demostrar que, seguramente con los conocimientos que yo pueda tener, un equipo pueda hacer lo que a mí me gustaría haber hecho en el campo.
Ni por gloria, ni por dinero, creo que esa es la motivación que me guió desde el principio.
Una de las alegrías más grandes que se lleva un entrenador es que algo que has entrenado durante la semana se hace en el partido y eso te acaba dando la victoria. Eso es la ostia. Ese es el significado de ser entrenador.
En Instituto Fútbol, además de aprendizajes, buscamos maestros. ¿Qué persona es de la que más has aprendido en el fútbol? ¿Y qué te enseñó?
Los tres profesores que yo tenía en la facultad. Luis Casais, Carlos Lago y Eduardo Domínguez. Cuando yo te comentaba antes que somos un saco de ideas, pero en muchas veces muy desordenadas, pues esto me ha pasado con ellos. Yo tenía un montón de ideas en la cabeza como jugador y como entrenador y ellos me ordenaron las ideas.
Y luego el día a día con Pablo Alfaro, el cómo dirigir o gestionar un grupo, eso son clases magistrales. Se equivoca cero, luego ganas o pierdes, pero cada día aprendes algo.
¿Qué es lo último que has aprendido en el fútbol?
En el fútbol estamos continuamente fracasando. Y ese es un motor para seguir insistiendo. Hay muy poca gente que triunfe y los que triunfan se han levantado de muchos fracasos, de eso estoy seguro.
Habrá mucha gente que le gustaría estar en mi sitio y a mí me gustaría estar en el de otro de más arriba y yo en mi sitio podría pensar “tres veces en play off y no he ascendido ninguna, te han cesado tres veces, vaya mierda de trabajo…”, pero yo he fracasado siempre y por eso quiero insistir una vez más. Y cuando fracase otra vez, pues seguiré insistiendo. El otro día se lo decía a mi hijo: “Lo normal es perder”.
Autor
- Soy Iñaki García y soy periodista. Sé muy poco de fútbol, de hecho, he jugado a baloncesto media vida pese a medir 1.70. Sin embargo, en cuanto se trata de escribir este es mi deporte.