Aquel Ajax de Louis Van Gaal revolucionó el fútbol europeo a mediados de los noventa: con un fútbol eléctrico heredero de la escuela holandesa, un sistema de juego que gustaba de alinear varios atacantes y una plantilla asentada sobre una magnífica generación surgida de la cantera, grandes de Europa como Bayern, Milan, Real Madrid o Borussia Dortmund fueron sucumbiendo ante el engranaje del que acabaría convirtiéndose en un equipo de culto. Sólo la implacable Juventus de Lippi y Del Piero, en la final de la Champions de 1996, pudo frenar a este equipo un año después de que los de Ámsterdam alzaran el trofeo tras derrotar al Milan. Pero, como le suele ocurrir al equipo holandés, sus mejores futbolistas llamaron la atención de los mejores equipos de Europa y hubo desbandada general en un conjunto repleto de talento en todas sus líneas. Milan, Barcelona o Arsenal fueron algunos de sus destinos… entre los que se coló el Betis, que fichó al extremo derecho, el nigeriano Finidi George, para convertirlo en uno de los mejores jugadores que han vestido su camiseta.
Era 1993 y los ojeadores del Ajax hicieron un gran trabajo al traerse de Nigeria a un desconocido futbolista de 22 años que daría muchas alegrías en el Ámsterdam Arena. No lo hizo solo: de Nigeria también llegaría un jovencísimo Nwankwo Kanu con solo 17 años que también sería un acierto. En el primer año, el Ajax recuperó la Eredivisie que se había resistido los tres años anteriores, y al año siguiente llegó la Liga de Campeones al derrotar al Milan de Fabio Capello en el Ernst Happel de Viena con gol de Kluivert. Finidi y Overmars eran sus extremos cuando los zurdos aún jugaban en la izquierda y los diestros en la derecha: hoy, seguramente Finidi sería extremo izquierdo y Overmars extremo derecho.
Tras este exitoso periplo, la fuga de sus estrellas fue inevitable: Milan y Barcelona acudieron de nuevo a un fútbol, el holandés, que les había dado muchas alegrías en el pasado, pero en el equipo italiano no funcionaron Davids, Bogarde, Kluivert ni Reiziger. Los tres últimos llegarían después al Barcelona (y Davids también unos cuantos años más tarde) con buen resultado para Kluivert y Reiziger, especialmente en el caso del delantero. Al Camp Nou también terminarían llegando Van Gaal, Litmanen y los hermanos De Boer. Overmars fichó por el Arsenal, Seedorf por el Madrid previo paso por la Sampdoria, Kanu por el Inter… Los mejores equipos del continente se hacían con los talentos del Ajax, ¿y Finidi?
El interés del Madrid y la irrupción de Lopera
Finidi no solo había brillado con el Ajax: formaba parte de la que seguramente fue la mejor generación de la historia de Nigeria, con la que ganó la Copa África de 1994 y disputó el Mundial de Estados Unidos del mismo año junto a jugadores de la talla de Okocha, Oliseh, Amunike, Amokachi, Mutiu, Ikpeba o Yekini. También jugaría el de Francia cuatro años después. Su buen hacer con el Ajax y el equipo nacional despertó el interés de Fabio Capello en su llegada al Real Madrid en 1996, que buscaba un futbolista para la banda derecha. Lorenzo Sanz negoció su fichaje y estaba prácticamente hecho, pero el conjunto blanco no estaba para hacer muchos más desembolsos después del fichaje aquel verano de Suker, Mijatovic, el mencionado Seedorf o Roberto Carlos. Aquel equipo terminaría ganando la liga ante el Barcelona de Ronaldo, pero faltaba, efectivamente, un jugador de peso en la banda derecha: lo agradeció el canterano Víctor, que jugó de esa manera muchos minutos. También Amavisca lo hizo en una banda que no era la suya habitual.
Aquel año había nacido la llamada “Liga de las Estrellas”, por la que los equipos españoles recibieron generosos ingresos por los derechos televisivos. El mercado europeo se había abierto por la Ley Bosman, por lo que muchos buenos futbolistas llegaron de todo el mundo a la liga española. En el Betis, su presidente Lopera quería hacer grande al equipo sevillano y, además de hacerse a título definitivo con Alfonso, cedido por el Madrid y que había dado un gran rendimiento en el Benito Villamarín, fichó a Prats para la portería, al centrocampista serbio Nadj y arrebató a Finidi al Madrid después de pagar 1000 millones de pesetas al Ajax.
Ocurrió que Finidi tuvo problemas con Van Gaal tras la derrota ante la Juventus, cuando la prensa preguntó al jugador por su futuro y él respondió la consabida frase de que “en el fútbol nunca se sabe lo que puede pasar”. Van Gaal le transmitió que no le gustaron aquellas declaraciones y que no iba a jugar más: ser así de tajante es propio del míster holandés, aunque el futbolista siempre sospechó que el Ajax quería traspasarlo. También Finidi, a sus 25 años, estaba listo para dar un paso más en su carrera y el Madrid apareció en el horizonte, pero fue el Betis quien se adelantó en la carrera por el nigeriano, que vio con buenos ojos jugar en la liga española con el conjunto andaluz.
Ídolo en Heliópolis
Con un Alfonso en estado de gracia (25 goles, uno más que Suker y solo superado por Ronaldo), un Finidi que cayó de pie en España, Prats en la portería, buenos futbolistas como Jarni, Roberto Ríos o Vidakovic y emblemas del club como Alexis, Cañas o Merino, el Betis de Serra Ferrer hizo una gran temporada en la que quedó cuarto en liga y llegó a la final de Copa del Rey, en la que cayó por 3-2 ante el Barcelona. Alfonso y Finidi marcaron los goles del Betis.
Finidi estuvo cuatro años en Heliópolis, en los que deslumbró con su velocidad, potencia y regate en la banda derecha, además de su facilidad para marcar. Recordada es su celebración con el sombrero junto a una hinchada entusiasmada con su fútbol y que le conocía como “Finito de Córdoba”, “la gacela de Córdoba” o “la sombra juguetona” (que no sé si sería muy bien visto hoy). Los tres primeros años fueron bien las cosas, pero se torcieron en el cuarto: el equipo no funcionaba, pasaron Griguol, Hiddink y Hadzibegic por el banquillo sin que pudieran reconducir la situación y el Betis acabó descendiendo a segunda con una plantilla confeccionada para objetivos mayores con gente como Alfonso, Finidi, Denilson (que había sido el fichaje más caro de la historia) o Filipescu. Finidi tuvo además varios desencuentros con Lopera y acabó marchándose ese verano al Mallorca, donde hizo una gran temporada antes de irse al Ipswich inglés y volver después al equipo bermellón para retirarse.
Fue desde luego un gran fichaje para el Betis y la liga española en una época en la que otros clubes españoles, aparte de los grandes, tenían mayores posibilidades de hacerse con buenos futbolistas, y la huella que dejó el nigeriano en Sevilla fue imborrable.
En NdF | Cruyff, el show en el Bernabéu y el Betis: todos querían a Bergkamp