A lo largo de la historia los mitos y las fábulas se han ido forjando por el pueblo y su curiosa -y hasta hace unos siglos única- manera de comunicarse: el boca a boca. Esta costumbre social ha llegado a ser una herramienta muy potente para aquellos padres que querían influir en la conducta de sus retoños; leyendas urbanas convertidas en cuentos, reales o ficticios, para aleccionar y mostrar una moraleja final. ¿Quién no ha oído hablar alguna vez de la novela del escritor irlandés Bram Stoker llamada el Conde Drácula? Me gustaría que nos imaginásemos todos en un salón de madera fina, con una gran alfombra de piel sintética bajo una mesa de roble. El único sonido perceptible es el silbido del viento golpeando las ventanas, y lo único que nos permite ver es la tenue luz de una chimenea que empieza a arder. Nos trasladamos precisamente a Transilvania y sus escabrosos Montes Cárpatos, porque no muy lejos de allí, a unos 300 kilómetros, hay una gran historia que contar.
Hace mucho, mucho tiempo, en una ciudad llamada Cluj-Napoca, antigua capital de la región de Transilvania, se erguía un embrionario proyecto futbolístico llamado CFR Cluj. Este territorio siempre ha estado en disputa y bajo la influencia de húngaros y alemanes; por tanto, no es extraño encontrarse él con comunidades que hablen ambos idiomas. En la Edad Media, Cluj era una inexpugnable ciudad-fortín. De hecho, su blasón lo deja bien claro. En 1907 nació nuestro protagonista, compuesto principalmente por trabajadores de una empresa nacional de ferrocarriles. El conjunto granate pasó desapercibido ante los ojos rumanos hasta 1969, cuando consiguió su primer ascenso a la Diviza A, la máxima categoría doméstica. Sin embargo, sus aspiraciones por mantenerse en la élite fueron efímeras. En la temporada 1975-76 descendió y sufrió varios bailes por diferentes competiciones menores, alternándose entre la segunda y la tercera división del país. Unos problemas que se vieron incrementados en la década de 1990; la situación económica del club se agudizó, y la crisis institucional creció hasta tal punto de llevar al equipo a la bancarrota y a una posterior venta de la entidad. Nuestro protagonista estaba en apuros, y tenía que encontrar un soplo de esperanza.
Desde su fundación hasta 2006, el Cluj no consiguió título alguno. A partir de esa fecha hasta hoy, ha sumado 12
En 2002, un personaje transilvano llamado Árpád Pászkány rescató al Cluj, saneó sus cuentas y creó una sociedad de gestión deportiva con el objetivo de volver a lo más alto. Tan solo dos lustros después de la llegada de Pászkány, la entidad regresaba a la máxima competición tras 28 largos años. De repente, un nuevo panorama colorido y aromático se abría paso ante el más escéptico aficionado. En 2005, el equipo llegó incluso a ser finalista en la Intertoto, derrotando a grandes ‘monstruos’ como el Athletic o el Saint-Étienne, y solamente pudo ser eliminado por el RC Lens. Pero no os preocupéis; lo mejor de este relato estaba por llegar.
En 2008, el Cluj ganó su primera liga en la última jornada y ante su máximo oponente: su conciudadano Universitatea Cluj. Para más inri, era la primera vez en más de 20 años que un equipo ganaba la competición doméstica sin estar asentado en Bucarest. En las primaveras posteriores, el Cluj fue acumulando más títulos en sus vitrinas, llegando incluso a ganar el triplete en la campaña 2009-10. En cambio, sus pasos por Europa dejaban sensaciones bien diferentes; siempre caía en la fase de grupos de los torneos en los que participaba. Se veía forzado a refugiarse en su fortaleza para aguantar, sin éxito, las embestidas de rivales muy superiores como la Roma, el Chelsea, el Bayern de Múnich o el Manchester United. El mayor hito que ha conseguido el Cluj en competición europea fue en la temporada 2012-13, cuando llegó a dieciseisavos de la Europa League (después de quedar tercero en Champions), siendo derrotado en esa misma fase por el Inter de Milan.
Es la segunda vez en su historia que el Cluj llega a dieciseisavos de final de la Europa League
De la mano del legendario ídolo rumano Dan Petrescu, exjugador del Chelsea y finalista de la Copa de Europa con el Steaua Bucarest en 1989, este año el Cluj repetirá gesta. Se presentó como la ‘cenicienta’ del grupo de la muerte, emparejado con Celtic, Lazio y Rennes y, aun así, los ha superado con solvencia; ha ganado a estos equipos al menos una vez (en el caso del conjunto francés lo hizo en las dos ocasiones) y se verá las caras en dieciseisavos contra un clásico de la competición: el Sevilla de Julen Lopetegui.
Esto es todo por hoy. Es hora de ir a dormir o el Conde Drácula vendrá a por nuestro héroe. Pero no os preocupéis. Esto solo es una parte del cuento. Aún quedan reservadas páginas y páginas en blanco que se deberán rellenar a medida que crezca la increíble historia del Cluj. Un club que, a pesar de las continuas batallas por conquistar su fortín, se mantiene firme, de pie, mirando directamente a los ojos de aquellos que se atrevan a plantarle cara.