No podía el Real Madrid seguir enredado con el gol: el Barcelona no lo permite y cada tropiezo parece significar una nueva brecha en la clasificación. Ante el Valencia, no asedió el equipo blanco el área rival como lo hizo el día de la Real Sociedad, aunque tuvo sus oportunidades y se pudo ir al descanso con ventaja en el marcador. No obstante, sería en la segunda mitad cuando certificaría la victoria ante los de Voro: después de partido y medio sin marcar y sin saber qué pedir en el menú, se decantó por dos especialidades de la casa: un cohete de Asensio y una galopada de Vinicius. Sin riesgos, a lo seguro.
El Valencia, desmantelado a lo largo de los últimos años, llegaba al Bernabéu con nubes oscuras en el cielo tras la destitución de Gattuso y la mala situación en la tabla, y no parecía el campo madridista el mejor lugar para remontar el vuelo. Aun así, el escaso acierto del Madrid arriba y el VAR llevaron el 0-0 al descanso. Tuvo varias Asensio, incluida una oportunidad en la que Benzema quiso emular aquel pase de tacón de Guti que él mismo llevó a la red, pero el mallorquín no acababa de estar acertado. Mamardashvili, aunque tuvo alguna oportunidad para lucirse, no fue tan exigido como en las semifinales de la Supercopa: fue un primer tiempo disputado a medio gas, sin pisar el acelerador por parte de unos y sin peligro por parte de otros. Las alarmas saltaron ya en el tiempo de descuento, cuando Rudiger remató de cabeza a la red sin excesiva oposición de sus rivales pero el árbitro, VAR mediante, decretó que había una interpretable falta previa de Benzema a Yunus Musah en un forcejeo entre ambos.
Partido resuelto en tres minutos
El comienzo del segundo tiempo fue otro cantar: primero Asensio se desquitó con un misil de los suyos, de esos que apenas ves el balón cuando ya está dentro de la portería. Un zurdazo desde su perfil favorito, tirando hacia la derecha del borde del área: el balear tiene estas cosas. Y poco después, cuando el Valencia aún se recuperaba del golpe, Benzema la tiró al espacio, lugar favorito de Vinicius, quien se adelantó el balón unos cuantos metros seguro de su galopada y sentenció ya en los dominios del arquero georgiano, cruzando el balón ante su salida.
La media hora larga restante no tuvo mucho de destacado aparte de una patada excesiva a todas luces de Gabriel Paulista sobre Vinicius, sancionada con la correspondiente tarjeta roja. El central valencianista se olvidó del balón en particular y del fútbol en general en lo que más bien parecía una cuenta pendiente. Con la victoria en en el bolsillo, el partido dejó más buenas noticias para el cuadro de Ancelotti: Ceballos continúa su buen momento, Camavinga sigue progresando en el lateral izquierdo y Rudiger parece más asentado. Además, hubo minutos para Carvajal y Tchouaméni, recién recuperados y necesarios para la causa. Pero también las hubo malas: Militao y Benzema salieron con molestias, y en el calendario vienen curvas.
Voro tiene trabajo por delante, pero también mimbres, para salvar los muebles una vez más, y el Madrid se guarda los tres puntos en su persecución a un Barcelona que, juegue mejor o peor, acostumbra a sumar de tres en tres.