El fútbol pasa, como el tiempo, y con él los nombres y los torneos, pero las ideas, como los recuerdos, permanecen. Los sistemas de juego parecen a simple vista los mismos que años atrás, pero la forma de llevarlos a cabo en el verde evoluciona con el tiempo: los jugadores son distintos y su función en el campo, también. Puede que el 4-4-2 en rombo no haya sido el esquema más utilizado en Europa, pues era más seguro para los entrenadores y sus equipos apostar por un doble pivote en lugar de un único mediocentro y un mediapunta, pero era un sistema muy representativo en Sudamérica en general y en Argentina en particular, tierra de cincos y de enganches, y también tuvo sus exponentes en Europa como el Madrid de Valdano, que exportó el sistema de su tierra a su pizarra. Recientemente, con los cambios ocurridos en la plantilla, Ancelotti ha recuperado el rombo para adecuarlo a sus jugadores, pero su equipo difiere en varias cosas a aquel Madrid de Valdano.
El entrenador argentino tenía claros los fichajes de Redondo y Laudrup, que serían los vértices indispensables de su rombo. No pudo contar tanto como quisiera con su compatriota, al que le costó al principio con importantes lesiones de por medio aunque fue reemplazado eficazmente por Milla. Redondo representaba perfectamente al cinco argentino que podía con todo: abarcaba campo, cortaba, mantenía el balón y lo distribuía, y por si fuera poco, tenía regate a la hora de mantener la posesión. Una vez superadas las lesiones se convirtió en uno de los mejores centrocampistas de la historia madridista más allá de sistemas y entrenadores. La etapa de Laudrup fue diferente: mucho más breve y con rendimiento inmediato. El danés era el 10 perfecto para el rombo de Valdano: un jugador con una técnica sobresaliente, visión de juego y un preciso último pase. Y, además, se lo arrebataron al máximo rival.
Las bandas de Amavisca y Luis Enrique
Pero uno de los aspectos que más diferían del rombo actual era el de los otros jugadores que integraban el centro del campo: los de banda. En el Madrid estaban destinados a ser Míchel por la derecha y Martín Vázquez por la izquierda, pero las cosas cambiaron con la grave lesión de Míchel y la irrupción de Amavisca. El sustituto del primero fue Luis Enrique, que dejó su posición inicial en el lateral izquierdo a Lasa y se fue al otro extremo del campo, muestra de su polivalencia. Por su parte, Amavisca fue una de las revelaciones del equipo cuando, al igual que Zamorano, a punto estuvo de salir, pero ambos se ganaron un hueco, formaban la punta de ataque y mostraron entendimiento desde el principio. No obstante, la aparición de Raúl, que más que derribar la puerta no debió ni verla, envió al cántabro a la banda izquierda.
Amavisca y Luis Enrique eran centrocampistas con alma de delanteros y miraban hacia arriba, pero las obligaciones en el rombo les hacían mirar también hacia atrás cuando tocaba defender. Especialmente, Amavisca era en ataque un delantero más y Luis Enrique guardaba más el sitio, pero también se incorporaba cuando tenía ocasión. Esto propiciaba, y es otra de las diferencias con el rombo actual, que los laterales, Quique por la derecha y Lasa por la izquierda, miraran muy mucho lo de subir al ataque.
El rombo actual: acumular centrocampistas
El sistema predilecto de Ancelotti en el Real Madrid ha sido el 4-3-3, pero la marcha de Benzema y, sobre todo, la llegada de Bellingham, con el consecuente overbooking de centrocampistas, hizo que cambiara desde pretemporada al 4-4-2 en rombo, con Bellingham de enganche. El inglés estaba más acostumbrado a jugar de interior, pero su calidad, llegada y capacidad para abarcar metros hace que se mueva como pez en el agua en la clásica posición de 10, hoy en día más extraña de ver que antes.
Pero no es un rombo como aquel de Valdano: es una evolución del 4-3-3 en la que se mantienen el pivote y los interiores y se añade un cuarto centrocampista como mediapunta. Si la tendencia en el fútbol con el paso de los años fue acumular jugadores en el medio con el 4-3-3, el rombo actual es un paso más, pues los futbolistas de los costados siguen siendo interiores más que futbolistas de banda.
La particularidad de este rombo de Ancelotti es que Camavinga y Valverde no son futbolistas ajenos a la banda: Valverde ya ocupaba con asiduidad la derecha en el 4-3-3 y Camavinga se adaptó sin problemas al lateral izquierdo por exigencias del guion. En el otro vértice del rombo tenemos al pivote, que pueden ser Kroos o Tchoauméni con características diferentes según lo que busque el técnico. Ninguno de ellos tiene que ser un centrocampista que hiciera de todo como el clásico cinco argentino: son más especialistas y cuentan con la ayuda de los dos interiores.
El rombo de Zidane
Hay que decir que para Ancelotti no es nuevo esto del rombo: en el Milan ya jugaba con tres centrocampistas (Pirlo, Seedorf y Gattuso) a los que añadía un enganche, primero Rui Costa y después Kaká. Y en el Madrid tampoco había que remontarse a la época de Valdano, pues Zidane ya recurrió al rombo cuando añadió a Isco como mediapunta al célebre centro del campo formado por Casemiro, Kroos y Modric en detrimento de Bale y el 4-3-3, con lo que Cristiano y Benzema eran los dos delanteros. Con Casemiro como pivote y Kroos y Modric como interiores, las bandas eran asunto de Marcelo y Carvajal, laterales idóneos para ocupar todo el carril, con Casemiro haciendo coberturas y Kroos y Modric echando una mano en defensa cuando tocaba. El Madrid actual sigue teniendo a Carvajal, mientras en la izquierda se echa en falta la salida por ese costado que ofrecía Marcelo.
Con Tchoauméni, Valverde, Camavinga, Bellingham, Kroos, Modric y Ceballos, al equipo blanco no le faltan alternativas para jugar con cuatro en el medio. No hay tantas para las dos plazas de ataque, pero esa es otra historia…
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